Vivir del cuento

 

 

A menudo la expresión Vivir del cuento se asocia a algo "negativo", pero en nuestra historia si algo hemos aprendido es a resignificar todos los conceptos conocidos o aceptados socialmente como verdaderos, de este modo es posible vivir del cuento y de ese modo ser realmente productivos.

 

Desde que los niños eran pequeños he valorado mucho que los cuentos formaran parte de sus regalos, primero porque a mi me encantan y segundo porque es una manera maravillosa de compartir tiempo juntos incentivando nuestra creatividad.

 

Por la estructura perfectamente diversa que compone nuestra familia empezaron a llegar cuentos de lectura fácil, los primeros los cuentos de kalandraka de su colección Makakiños empezando por El conejo blanco, seguido por Los chivos chivones y llegando a La ratita presumida... estos cuentos con pictogramas nos encantaban a todos y rápidamente supimos que los cuentos sería una herramienta muy interesante para avanzar en nuestra comunicación.

 

A los cuentos con pictogramas empezaron a sumarse los cuentos clásicos apoyados por vídeos de yotube y las representaciones teatrales, una y otra vez, cambiando los personajes y los escenarios pero no había casa que visitásemos sin pasar por la cocina dejando tres tazas y tres sillas alineadas y probando todas las camas. Y como esa tantas anécdotas maravillosas de los cabritillos, los tres cerditos y caperucita y el lobo.

 

Cuando empezamos con la lecto-escritura y por fin supimos leer llegaron las adaptaciones de textos, de cuentos que nos gustaban mucho, con frases más simples y más comprensibles, ayudados siempre por personas que nos acompañan en nuestro camino de una manera profesional.

 

Pero siempre hay un paso siguiente y, sin dejar de lado todos esos cuentos e historias aprendidas y representadas, llegó el momento de crear , y ayudados por la tecnología, los intereses y la imaginación empezó la creación de nuestras propias historias, en nuestro caso había siempre un protagonista indispensable (el tren Thomas) y a partir de ahí empezaban las fusiones con otros cuentos, el maravillo "Pez Arcoiris", "León y Pájaro y las aventuras de clásicos Disney. Un buen día la factoría de producción propia, en el rural, empezó y no ha parado de dar frutos.

Estos cuentos, estas creaciones, han servido también para conocernos, para motivarnos y para poder aprender otro tipo de cosas que nos gustan menos como son ciertos contenidos académicos más pesados: partes de la anatomía, lugares de la geografía, números y cuentas.... porque todo es susceptible de aprenderse de una manera mucho más adaptada a lo que uno es o con lo que uno se identifica.

 

Esta historia de cuentos y avances comunicativos casi en su integridad viene marcada por Héctor y su particular manera de estar en este mundo, pero creo que hay aprendizajes que son beneficiosos para todos los niños, especialmente el trabajo desde sus intereses, el cuento y la lectura. Saber como aprendes para poder enseñarte como metodología, así al menos lo entiendo yo.

 

En todo este camino Esther, su terapeuta, nos ha ayudado mucho y por eso le estamos muy agradecidos.

 

Actualmente Héctor es el guionista principal, porque le mismo los crea, con ayuda pero el marca siempre la pauta, la idea del guión, los personajes,los diálogos, la estructura argumental, el nudo y el desenlace y por supuesto la selección de imágenes.

 

Me viene a la cabeza también, con todo esto, a una anécdota que una vez le escuché a César Bona en una charla para TEDx, donde hablaba de como los cuentos salvaron una relación con un alumno.

 

 

Así que seguiremos viviendo del cuento porque a nuestro cuento aún le quedan muchas cosas bonitas por escribir.