También a mi me ha pasado...

Y digo también a mi porque ayer mismo me comentaba mi madre una de sus apreciaciones al leer el libro “Me duele la Luna”, donde Olga cuenta que, en esas primeras sospechas de Manuel, no era el “no hablar” lo que más le llamaba la atención, si no el “no entender”.

Y si, yo recuerdo esa misma sensación, no era el habla, o su ausencia total, lo que me preocupaba era que no me entendía y cuando digo que no me entendía es que era incapaz de ejecutar incluso cualquier orden sencilla del tipo “dame...x” o “donde está...x?”, y es quizá una de las partes más complejas del proceso de aceptación/duelo porque supone asumir que existen otras formas de estar y entender el mundo para las que no estamos preparados, porque nos creemos que lo común o lo habitual (entendido por mayoría) es lo Normal, pero no la normalidad la inventamos o diseñamos a nuestro antojo.


El proceso es largo, tanto que a día de hoy seguimos buscando fórmulas para comunicarnos y en el proceso nos hemos ido adaptando nosotros a él y sobre todo él a nosotros (porque a él es a quien más le pedimos, a quien más exigimos, y no los más cercanos si no la sociedad en general), no siempre con éxito porque sigue habiendo muchas personas incapaces de entender (por más que le expliques, incluso siendo profesionales) que las cosas a veces funcionan de una manera que desconocemos y esas mentes obtusas son parte de nuestras barreras.

Aún recuerdo los típicos comentarios... 

-”pero como no te va a entender si le digo dame un beso y me lo da, o coge la galleta y la coge....??”

Pues si ese dame un beso o coge la galleta supone un trabajo, un esfuerzo y una adaptación enorme por su parte, lo cual no significa que entienda todo lo que le pueda decir, si cambiamos el contexto, por ejemplo, seguro no lo entenderá igual.

Las experiencias de vida, las repeticiones, la comunicación alternativa, los apoyos y su enorme trabajo (hay un mérito indiscutible solo suyo en todo el proceso) han ido sentando bases y ahora si comprende no mucho si no muchísimo, aunque nunca todo lo que a mi me gustaría (pero esta sensación es también normal y comprensible) también habla mucho más y el avance es notorio, cierto es que hay muchas personas implicadas en el proceso diario para que esto sea posible.

Y así jugando con la cámara, que tanto me gusta, hacía una prueba con “The Octopus” de Vínculo, que le fascina, y pensaba en todo esto que aquí reflejo...

-Enséñame al pulpo para una foto Héctor
-Háblale bajito, cuéntale un secreto, hazle mimos, dale un beso..

Ya se !!!, me pasé un poquito, y... que entendería de todo esto?, nunca lo sabré pero resultó un momento de conexión muy interesante donde desde el cariño intentamos comprendernos, él también quería complacerme, para que luego hablen de la empatía.